“Ma”, o el arte del silencio de Hayao Miyazaki
He estado revisando la lista de temas pendientes. Además de un puñado de anécdotas graciosas, he encontrado un concepto que apunté los primeros días del viaje a raíz de una entrevista de 2002 con Hayao Miyazaki. Se trata de un concepto japonés utilizado en la ficción (audiovisual, escrita, escénica) que sirve para recrearse en la sensación del paso del tiempo de forma consciente: “Ma”. El vacío. La pausa. No es una elipsis narrativa para pasar de una escena a otra, sino un momento de reflexión o un espacio a la contemplación. Para explicarlo, Miyazaki dio tres palmadas y dijo:
El tiempo entre mis aplausos es Ma. Si metes acción sin parar, solo conseguirás ruido. El espectador acabará medio dormido incapaz de procesar nada. Pero si le das un respiro, construirás un momnto que adquirirá una dimensión más amplia.
El uso de Ma nos ayuda a reflexionar, imaginar e interpretar lo que está ocurriendo visual y emocionalmente. En lugar de utilizar el diálogo para explicar cómo se siente un personaje, Ma nos permite experimentarlo junto con él.
Miyazaki pone de ejemplo una escena concreta de El viaje de Chihiro. En ella, Chihiro viaja en tren acompañada del Sin Cara, contemplando lo que la rodea. Mientras el tren se mueve, ella permanece inmóvil. Esto permite al espectador ver lo que ella ve (el mundo exterior que se sucede a través del cristal) y sentir lo que ella siente (ser pequeña en un mundo enorme).
Las escenas más potentes del Estudio Ghibli son, precisamente, en las que no pasa nada.
Durante el viaje viví muchos Ma, sobre todo en los viajes de tren. Ahí disfrutaba de imágenes propias de la cotidianeidad (los niños corriendo al colegio, gente haciendo picnics a la orilla del río, ¡una graduación y un partido profesional de béisbol! De mis favoritos), aunque tengo la sensación de que los templos, y en general la arquitectura más tradicional, vertebran su estética con esta palabra. Los jardines zen, con su perfecta sencillez, son una pequeña muestra de ello.







Es posible encontrar Ma en nuestra vida diaria? Absolutamente sí. Pero no voy a romantizar la Renfe, no te preocupes. Ya sé que tenemos suficiente con sobrevivir a un vagón petado en el que no existe el espacio personal. Fuera del recurso estilístico, Ma existe cuando me tomo un café por la mañana en la terraza, escuchando el cacareo de las cigüeñas. O cuando voy andando de un sitio a otro, me quito la música y observo el ir y venir de los demás, me imagino quiénes serán y qué estará sucediendo en sus vidas. O cuando las bandadas de aves surcan el cielo para migrar a lugares más cálidos; esto último me hace especialmente feliz y no tengo ni idea de por qué.
La clave de estos momentos liminales es aburrirse. Así lo creo. Si estoy en la cola del súper y me entretengo con las redes, no puedo aburrirme, no puedo pensar, y por lo tanto, no puedo imaginar. ¿Te imaginas un mundo sin imaginación?